SintesisdelSur

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Por Raffael Pineda.-


Durante dos años estuve preparándome para ir a Buenos Aires a entregarle una nota de desacuerdo a Nora Cortiñas, estimada por mí, junto a las emblemáticas Rigoberta Menchú y Hebe de Bonafini, una de las mujeres más extraordinarias que ha dado Latinoamérica en los últimos decenios.

La discrepancia estaba igualmente dirigida a Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, hombre de irrenunciable trayectoria, defensor de los derechos de la humanidad; también admirado por mí.

Mi disconformidad estuvo centrada en que ambos suscribieron un documento puesto a circular por activistas que abogan por la haitianización de la isla, en el que se acusaba a los dominicanos de “racistas”, “nacionalistas” y “xenófobos”.

Con irreverencia fue lastimada la dignidad de los dominicanos. Yo estaba en el extranjero y me sentí dolido por la herida contra mi patria. Reflexioné que no podía sangrar y guardar silencio, ni llorar en el futuro por lo que no habría sabido defender en el presente.

Entonces escribí una carta para ellos, cuyos nombres encabezaron la acusación. La tuve guardada desde junio del 2020 hasta que pude organizar el viaje dos años después.

 

Tras agotar un tedioso trámite en el consulado de Argentina, el 19 de abril del 2022 llegué a Buenos Aires y me trasladé hasta la localidad de Itusaingo.Toqué la puerta de la residencia de Nora Cortiñas. Me recibió y tras presentarme le expliqué el motivo de mi visita. Sonrió, me mandó a pasar, y taza de café por medio me ofreció una recepción que nunca podré olvidar.

Le expliqué que del 2021 a esa fecha más de 2 millones de haitianos habían ingresado a la República Dominica sin cumplir ninguno de los requerimientosque establece la Ley. Le puse en conocimiento los intentos haitianos, desde 1801, por hacer de la isla un solo país. Le hablé del estoicismo dominicano, y de los niños asesinados por Henri Christopher, en Moca, en 1805. No conocía nada de eso.

Le conté que para ingresar a su país tuve que presentar, ante un consulado, tarjeta de crédito, carta de banco, constancia de movimientos durante los últimos 6 meses, pasaporte al día, cédula, certificado de no antecedentes, constancia laboral, certificado de salud, seguro médico de viaje con cobertura anti convid-19, certificado de vacunas, pasajes de ida y regreso, reserva de hotel y pago de 150 dólares por una visa que me daba derecho a 30 días de permanencia.

-¿Todo eso?, preguntó.

Sí, le contesté. Soy dominicano y ninguna ONG me defiende.

¿Por qué un haitiano tiene que tener más derechos en mi país? Cuando les exigen lo mismo, como debe ser, acusan a los dominicanos de practicar odio racial y de no querer a los haitianos por el color de la piel.

Le pregunté: ¿Sabía que entre los años 2017 y 2018, Argentina, Chile y Uruguay anularon una disposición que permitía a los dominicanos ingresar sin visado a esas naciones, alarmadas porque a Argentina entraron alrededor de 18 mil, a Chile 11 mil y a Uruguay 2 mil dominicanos?

-No.

En presencia de su asistente personal y de la actriz Maggi Persíncola, me dijo, con mucho convencimiento, que si figuró en ese documento acusatorio, era porque alguien había puesto su nombre, desconociendo ella el contenido; y me dio seguridades de que nunca acusaría a los dominicanos de racistas, ni firmaría nada que atacara la dignidad de este pueblo.

Hoy, los diarios trajeron la noticia del fallecimiento de Nora, a sus 95 años, tras ser operada de una hernia. Me sentí profundamente triste otra vez y recordé su generosidad la tarde que estuve en su casa, invitándome a tomar un café y aceptando retratarse conmigo frente al mural que ilustra la lucha de su vida, desde que la policía secuestró para siempre a su hijo Gustavo Cortiñas, el 15 de abril del 1977.poeta.

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