Roberto Rosado Fernández,
educador
La preocupación de la
sociedad de estos tiempos está centrada en cómo lograr que desde el estado
brinde educación de calidad.
Esta preocupación se
torna más profunda si se analizan los comportamientos que exhiben, sobre todo,
los jóvenes de hoy.
Lo que se vislumbre, de
seguir estos comportamientos, es un derrotero cada vez más difícil debido a que
los jóvenes lucen desorientados y sin horizonte alguno.
Escribe Negro Veras, en
su columna del periódico ACENTO.COM, en relación a esta preocupación: ‘Lo que
cada joven haga o deje de hacer hoy, mañana, formara parte de la reseña de sus
antecedentes que le definirán como ser humano beneficioso a su patria o inservible’.
La educación del futuro
debe enrumbarse en la búsqueda de respuesta que ponga freno a dicho derrotero.
El pueblo más feliz es el
que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en
la dirección de los sentimientos.
Un pueblo instruido ama el trabajo y sabe
sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso vivirá más feliz y más rico que otro
lleno de vicios, y se defenderá mejor de todo ataque, ha dicho el gran prócer
de la libertad cubana José Martí.
Ha de saberse que la
educación debe desarrollarse teniendo en cuenta las tradiciones culturales y
morales de los pueblos.
El deber de un hombre no
es forzar las condiciones de la vida, para ocupar en ella una situación más
alta que las que sus condiciones le permiten sino hacer en cada una de las
condiciones en que se halle la mayor suma mejor de obra posible.
Al hombre se le debe
enseñar a tener criterio y pensamiento propio; a vivir por sí mismo; de forma
independiente y con decoro; no poner en peligro, con su egoísmo y servidumbre,
la dignidad y la fuerza de la patria e investigar relacionarse y hacer uso público
de la palabra.
La escuela, abrazada de
estas ideas podrá desarrollar la sagrada labor de educar promoviendo desde las
aulas el respeto, defendiendo lo humano; en unidad con la vida, con sentido
práctico y moral.
Educar para la vida en
convivencia social, esto es, que los contenidos y asignaturas se entrelacen con
la cotidianidad a partir del lugar donde se vive.
Escuela y comunidad, en
todas sus instancias entrelazadas, caminando como un solo cuerpo.
De modo que educar con
calidad es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido
haciendo de cada uno un resumen de lo que ha vivido hasta lo que está viviendo.
Ese es el gran compromiso de cada docente,
comprender esa realidad y convertirse en protagonista de la solución. El gran
desafío que tiene la enseñanza de hoy, en el mundo convulso y desafiante en que
vivimos, es enfatizar en la necesidad de educar al hombre para la vida; para
ser más útil a su sociedad sobre la base de que el conocimiento y la buena
conducta es la mayor riqueza que puede tener
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