SintesisdelSur

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 Por: Isabel Lorenzo Liranzo M.A.

Más allá del análisis de los términos y de lo complejo que es el proceso cerebral que implica, haré alusión viéndolos como algunos de los tantos desafíos que preocupan; y a sabiendas que una de las competencias fundamentales que plantea el Currículo Dominicano es la comunicativa, la misma no se está logrando desarrollar, ya que existe mucha debilidad, así lo muestran muchos estudiantes en todas las modalidades, y niveles también profesionales de todas las áreas, tal situación hace pensar que vamos por un derrotero, es decir, una marcada decadencia en la calidad de dicha competencia, algo muy penoso. 

Con toda certeza confirmo que se pueden reconocer la lectura, escritura y oratoria como actividades generadoras de placer, entiendo que ninguna debe sentirse o verse como una obligación o imposición para realizarla, sino igual que otras actividades que deleitan, en las que se invierte sin límites y de manera voluntaria, por ejemplo: como viajar, comer, bailar, bañarse en fuentes de agua, el coito, tomar una botella de alcohol en cualquier versión. Sin embargo, es muy difícil encontrar estudiantes, profesionales o no que tengan hábitos como: acostarse tarde por leer un libro, entablar una discusión de un tema sin alterarse porque otra persona no tiene su mismo punto de vista, escribir sin faltas ortográficas o redactar bien y expresarse con fluidez de manera correcta. 

En definitiva, son cada vez más escasos quienes se dedican a la actividad productiva de escribir frases, artículos, poemas, libros, novelas, poesías, tan solo pensarlo puede ser un altercado mortal, un insulto, algo que no se cultiva, porque el estilo de vida actual exige poco, todo mundo anda con tal prisa; concuerdo con Juan S. Feliz, cuando plantea que “la lectura debe producir, satisfacción, alegría, conocimientos, relajación, liberación”, siendo así, da pena ver que no hay tiempo  para la lectura, ni para la producción de nada que implique la utilización del cerebro. Respecto a la comunicación oral (oratoria), da pena cómo se expresan muchos de los que hacen uso de ella; no sólo pronuncian mal, sino que tampoco dominan el significado de algunas palabras; la fluidez es algo que se puede lograr y que cuando te va a dedicar a hacer algo por placer o como fuente de ingreso, debe luchar por hacerlo bien y buscar siempre acercarse a la perfección. 

Es bien sabido, que todavía no hay restricción para la utilización del diccionario y menos para crear la costumbre de hablar bien, además existen muchas herramientas digitales que pueden utilizar y prosperar en su lenguaje y habla. Indudablemente que la forma y capacidad de comunicarse, es un reflejo de la capacidad y calidad de pensar que tiene una persona y ciertamente hay que relacionar el avance y desarrollo de otros países, con el nivel de compromisos y formación personal de sus ciudadanos, donde la lectura es una cultura, un deleite que nadie se pierde y que desde el embarazo se le trabaja al ser humano, quien tiene la oportunidad de ir a un resort o viajar, se da cuenta de que, muchas personas extranjeras andan con sus libros por doquier, precisamente por el hábito creado de la lectura con sentido, placer; en fin, cuando no se lee lo suficiente no puede haber calidad ni en la formulación de los pensamientos.

Recientemente leí un breve artículo del maestro Bartolo García, yo diría, sobre la osadía de algunas Universidades al querer formar profesionales en base a folletos o materiales que carecen de la utilización autorizada de bibliografías, lógico, por no invertir y ganarse todo; aunque cada profesional es responsable de su propia formación, pregunto: ¿Por qué existe debilidad en el desarrollo de la competencia comunicativa? ¿Cómo alguien llega a ser buen profesional si nunca ha leído un libro completo porque no se lo exigieron y tampoco lo hizo por sus propios méritos? ¿Por qué muchas personas le tienen fobia a la lectura? ¿Podría ser cuestionable la calidad de muchos profesionales que salen hoy? ¿Qué está haciendo el organismo regulador de la educación superior, para que las universidades dejen de graduar algunos profesionales salcochados?

Una anécdota, escribí un artículo sobre "República Dominicana en tiempos de Coronavirus", varios profesionales me externaban que era muy largo, los entendí perfectamente, pero entonces me llevó a pensar que estamos muy mal, peor de lo que imaginaba, porque lo corto, preciso y conciso es genial, pero no para quienes han decidido evitar que la prisa ocupe un lugar cimero en su vida como lector; y más aún, si es válido que un autor decida plasmar sus ideas sobre un tema, con un panorama amplio, complejo y no se limite a hacerlo en las líneas que algunos lectores desearían, por supuesto quiero que me lean, pero sé que cada escrito tiene su público, no todo mundo ama leer

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