Por Rafael Pineda.
Rafaelpinedasanjuanero@gmail.com
Algunos de los mejores
talentos que ha dado la República Dominicana en las artes musicales, se
formaron en una academia de música creada y sostenida por el Ayuntamiento de
San Juan de la Maguana.
Esa institución,
dirigida por los maestros (de grata recordación) Francisco Carías Lavandier,
Luis Cadena, Plinio Félix y Plinio Pietrera durante un largo período, fue
cerrada por disposición municipal, atendiendo razones no publicitadas y desde
entonces la juventud de la provincia quedó sin escuela de música.
No digo de la ciudad.
Digo de la provincia, de más de 300 mil habitantes.
Rafael Ledesma, un
saxofonista formado allí, emigró a los Estados Unidos y regresó el 2019 luego
de haber trabajado durante 40 años en una cadena hotelera (y con experiencia
previa en las bandas de música de Puerto Plata y de la Fuerza Aérea), jubilado
y con el sueño del emigrante que retorna a la ciudad natal, encariñado con el
propósito de ver a su país crecer, llegó decidido a poner sus recursos al
servicio de la niñez desposeída iniciando la creación de una escuela similar a
la que le dio la formación que le permitió desarrollarse en el extranjero.
Aportando parte de su
economía de jubilado compró instrumentos y empezó a solicitar un respaldo
oficial que le ayudara a impulsar el proyecto de crear la escuela de música que
le hace falta a la provincia donde nació y donde nuevamente está radicado.
¿Cómo es posible que una provincia de más de 300 mil habitantes no tenga una
escuela de música?, se cuestiona, convencido de que puede ayudar a decenas de
los niños que ha olvidados el gobierno, para
que, en lugar de crecer en la vagancia que los conduce a los bares, a las
discotecas, a los lugares ruidosos donde se consumen las cervezas y se
alimentan las escuelas de la delincuencia, dediquen su tiempo a estudiar en una
academia que los convierta en artistas y tal vez de ahí surjan mañana los
nuevos Beethoven, Johann Sebastian Bach, un Juan Luis Guerra, un nuevo Luis Días o tal vez un Rafael Solano.
Ledesma ha hecho aportes,
pero necesita más de lo que él mismo puede. Más instrumentos musicales, un espacio
físico y una contribución institucional, económico, para subvencionar a los
profesores que imparten docencia dos veces por semana.
¿A dónde ir? Pensó
acudir al Ministerio de Cultura a pedir auxilio. Así lo hizo, pero chocó con
una muralla de indiferencia y comprobó que el honorable Ministerio, con su
honorable ministra y sus honorables viceministros, no es institución que esté
interesada en el desarrollo artístico de ciudades tan distantes como la de él.
Dicho Ministerio ni siquiera se ha interesado en escuchar a quienes, como es el
caso, están comprometidos con la cultura, haciendo desde abajo lo que el
Ministerio tendría que hacer desde arriba.
Es la experiencia de
Rafael Ledesma, narrada al suscrito con bajo perfil y decepción. Y yo, hablo
también por mi propia experiencia (la que voy a contar en otro momento), y por
las experiencias de una gran cantidad de hacedores culturales que me han
narrado su enorme desilusión.
La gestión del
Ministerio de Cultura no sirve para nada, me han dicho. Y entonces me he puesto a pensar en lo que
escribió el maestro de la literatura dominicana, Manuel Matos Moquete, en el
momento de la designación de la actual ministra. Dijo (cito de memoria): “La
designación de Milagros Germán como ministra de cultura, es una señal de lo que
está pensando el presidente de la República sobre la cultura”.
El 23 de marzo del
2022, Ledesma, junto a las profesoras contribuyentes Ramona Mateo e Irene
Segura, solicitaron por escrito a la ministra, ser recibidos para poner en su
conocimiento la situación de la escuela musical creada por ciudadanos ‘’que
estudiamos música en la antigua academia de los bomberos con la finalidad de
darle a los niños la oportunidad de estudiar lo mismo que nosotros, y estudiar
gratis”.
Al año y dos meses no
han recibido respuesta, pero confían en que les llegará algún día. Al fin y al
cabo, la esperanza es lo último que se pierde.
Rafael Pineda
rafaelpinedasanjuanero@gmail.com
El autor es poeta.
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