Por:
Francisco Isaías Ogando
Los
liderazgos eternos son una enfermedad sociopolítica de endiosamiento y
mesianismo de quienes desde siempre se han creído únicos salvadores y con las
capacidades para dirigir y gobernar nuestro país como ellos han entendido en la
convulsa historia dominicana.
Los
políticos dominicanos desde la fundación misma de la República, han generado
esa cultura de continuismo y dominio para perpetuarse en el poder, llegando a
hacer toda clase de vilezas y acciones contra cualquier obstáculo que se
interponga en su empresa de continuismo de permanencia en el control de la
cosas del Estado; asesinatos, desapariciones, encarcelamientos, torturas,
persecuciones, deportaciones, desacreditar, falsas acusaciones, hacer quebrar
empresas y familias y un largo e inimaginable etcétera de perversidades con el
fin único de mantenerse en el gobierno, también se ha estilado corromper a los
contrarios ofreciéndoles y otorgarles posiciones dentro del tren del Estado, el
chantaje, dividiendo familias, grupos, organizaciones, partidos, en un país dónde
no se respetan las reglas del juego, no se respetan las leyes y la Constitución es un trozo de papel como
cualquier otro que la acomodan al antojo del gobernante de turno..

Vivimos en
un país donde no tenemos un Proyecto de Nación, un Proyecto de Estado, una
nación que no se respetan las leyes ni la Constitución, en un país donde no
existen garantías jurídicas para sus conciudadanos, solo se habla de garantías
jurídicas para los inversionistas extranjeros, paro la principal garantía
jurídica tiene que ser para los ciudadanos….
Los
dominicanos, nos tenemos que empoderar de nuestra realidad y porvenir, ponerle
un punto y aparte a esta cultura continuista de lastres y corrupción que tanto daños nos has hecho como pueblo, como
sociedad , como nación, somos los ciudadanos que tenemos que empoderarnos y
plasmar en la constitución la no permanencia en el manejo del Estado de ningún
ciudadano por más de un período y una reelección en todos los niveles, desde un
Alcalde Pedáneo que debería elegirlo su comunidad, continuando con los Regidores,
Alcaldes, Diputados, Senadores y el propio Presidente de la República, somos
los ciudadanos mediante un Plebiscito Constitucional que tenemos que petrificar
nuestra Constitución en esos aspectos para que nadie ose jamás en perpetuarse en ninguna posición electiva del
Estado Dominicano, cuando convirtamos esa petrificación constitucional en
realidad, daremos un gran salto en nuestra democracia en nuestras
Institucionalidad del país y un gran avances para que nuestros mejores mujeres
y hombres aporten sus conocimientos en
un plan un auténtico Proyecto de País en pos del desarrollo de la
dominicanidad..
El autor es abogado
y analista político.
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