Por Rubén Moreta
La
migración rural-urbana es un fenómeno indetenible que está borrando del mapa a
comunidades completas en la provincia San Juan y en las demás demarcaciones de
la región sur. Por ejemplo, en Chalona,
La Urca y La Sierra en Yabonico la gente desapareció.
Se
trata de un proceso acelerado de descampesinización resultado del movimiento de
hombres y mujeres del campo a los centros urbanos, buscando mejores medios de
vida. Tras abandonar su predio agrícola,
el campesino que migra y se instala en la ciudad “coge fiao” una motocicleta y
se pone a motoconchar y la mujer se
alquila en una casa como “empleada doméstica” o instala una fritura o un
ventorrillo.
El
otro factor de la descampesinización es la renuencia de los jóvenes, hijos de
agricultores, a replicar al padre trabajando agricultura en el campo.
Los
primeros que le "imponen presión" a sus progenitores para que emigren
a la ciudad son los hijos varones, los cuales abdican de emular al padre en la
gestión agrícola del predio y de asumir la tarea concreta de acompañarlo y/o
encargarse del manejo y tareas de la finca, parcela, conuco o hato ganadero. Igualmente,
en términos cuantitativos, el rol de la mujer joven en la siembra agrícola,
particularmente en el Valle de San Juan, es
escasa
Antes
de la crisis mundial del 2008, muchas mujeres campesinas, con el consentimiento
del esposo, emigraban a Europa, Argentina o a alguna isla del Caribe.
La
pobreza, elemento generador de la descampesinización local se expresa en la
incapacidad de los individuos y grupos familiares de satisfacer sus necesidades
básicas adecuadamente, lo cual nos lleva a tener un modelo político-económico de
baja calidad, no obstante nos hayan cambiado las fachadas de las ciudades.
La transformación
urbanística que exhibe la República Dominicana, que nos pintan como el
“progreso”, realmente es un espejismo, una ilusión óptica, que oculta las
graves falencias socioeconómicas. Las
torres del polígono central del Distrito Nacional o los hermosos palacetes que
han construido las mujeres “viajeras” son una gran cortina detrás de la cual se
esconden la pobreza y la marginalidad social.
Insisto:
la pobreza es el problema central de la República Dominicana porque el
crecimiento económico sostenido durante las últimas cinco décadas no ha
producido inclusión social. Todo lo
contrario: la riqueza está cada vez más concentrada en pocas manos.
El autor es Periodista y Profesor UASD
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