SintesisdelSur

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Hoy, la reciente designación de la presentadora y productora de TV Milagros Germán como Ministra de Cultura es la comidilla que enciende el mundo de la cultura en nuestro país. Los intelectuales son los más remisos a aceptar la imagen de la comunicadora en el mundo de la Cultura, con mayúscula. Desde su torre de marfil, mirando como por el ojo de una cerradura, recrudecen el prejuicio hacia la incursión en la política y en las funciones públicas de gente de la radio y la televisión. “! Ah!, gente de espectáculo."


Sin embargo, siendo realmente consciente del fenómeno, es preciso decir que ese mohín desdeñoso es la expresión de un desfase con respecto a la realidad de la sociedad actual ,por varias razones que debemos atender, aunque nos desagrade.


1.El desconcierto del intelectual de hoy viene del hecho que la cultura del espectáculo se ha ampliado gracias a la tecnología y a los modernos medios de comunicación, ocupando la atención de la sociedad en sus múltiples sectores, actividades e intereses, incluyendo la vida intelectual del académico, del investigador, del artista y del escritor.


2. El concepto de cultura ha variado mucho. Aquella cultura de cámara, de salones, conciertos, bibliotecas y cartujas va siendo redoblado, y sustituido lamentablemente en ocasiones, por el mundo del espectáculo: cine, teatro, circo, variedades, televisión, radio, YouTube, redes sociales etc. De hecho, la promoción y difusión cultural, por ejemplo, con respecto al libro, pero también en la música, la danza y el teatros clásicos, han tenido que recurrir a medios promocionales y publicitarios espectaculares.


3.En el mundo actual, hace tiempo que la política se convirtió en un espectáculo: las campañas electorales son grandes funciones públicas multitudinarias en las cuales se entretienen a los votantes con pan y circo; montadas por grandes equipos de producción o comandos de campaña; alrededor de un candidato que cuyos gestos y discursos son similares a cualquier actor de cine o televisión. De hecho, cada vez más las campañas políticas se van transfiriendo de las calles a los estudios de televisión. Y el mensaje es cada vez más la misma imagen. Las propuestas de contenido están limitadas a eslóganes emotivos y llamativos, escasamente reflexivos y persuasivos.  


4.No es nueva la presencia de actores, actrices, músicos, cantantes, presentadores de televisión y gente de la radio en la política en el mundo; asimismo en República Dominicana. No hay que abundar  en este aspecto: Donald Trump, pasado presidente de EU, además de empresario, es un reconocido showman. En otros países son notables los casos de gente del espectáculos que ha ocupado las funciones de presidente y ministro.

En nuestro país, Corporán de los Santos fue alcalde del Distrito Nacional. Johnny Ventura, recién fallecido, también. José Antonio Rodríguez, ex Ministro de Cultura es cantautor, como Manuel Jiménez, alcalde de Santo Domingo Este.


5.Por último, según nuestra constitución, los dominicanos tenemos iguales derechos a ocupar funciones en el Estado, sin discriminación de raza, género, condición social, etc.

 Entonces, ¿Dónde están los problemas, puestos en evidencia con la designación de Milagros Germán en el Ministerio de Cultura?


1.El Gobierno da la sensación de que no tiene una política clara (como no la tuvo el gobierno anterior) y que está dando tumbos en las designación de sus ministros. La ministra anterior tampoco dio visos, en el breve lapso de su gestión, de aplicar una política innovadora orientada a un real desarrollo cultura en todo el país: hizo más de lo mismo, solo que con cambios espectaculares.


2. En el plano político, de cara al proceso reeleccionista montado ya desde el inicio del segundo año de mandato de Luis Abinader, realmente confunde esa designación ¿No hay en el actual Gobierno o su cercanía,  personas con mejores perfiles de gestión cultural para ocupar esa función ? 


3.Lo que el nombramiento de Milagros Germán significaría es que este Gobierno considera más eficaz, para sus fines, la cultura del espectáculo que la cultura asociada a un escritor o a un intelectual consagrado y de fuste.

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