SintesisdelSur

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Rubén Moreta 


La República Dominicana, desde su génesis independentista, ha sufrido un errático camino ideológico. El sesgo ideológico es un elemento característico de nuestra evolución histórica porque los liberales cuando llegan al poder actúan como conservadores y algunos gobernantes conservadores han implementado icónicas medidas progresistas. 

Los conservadores asaltaron el poder político desde el primer ente de gobierno nacional surgido a partir del 27 de febrero del 1844 -la Junta Central Gubernativa-. Nunca más han soltado el mando político.  Pedro Santana y Buenaventura Báez hicieron del Estado un ente patrimonialista y clientelar en la Primera República.  El supuesto liberal Ulises Heureaux le tomó cariño al poder y manejó con criterio personalista la cosa pública.  Trujillo y Balaguer hicieron lo propio en el siglo XX. 

Podemos concluir que el pensamiento liberal es deficitario porque los gobiernos genuinamente liberales –Bono, Luperón y Bosch- han sido esporádicos y de escasísima duración. Los Partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana han practicado desde el poder un liberalismo caricaturesco y falso. 

La aplicación del enfoque neoliberal que devino en la destrucción del aparato productivo nacional, de manera especial la agricultura, la inició el gobierno de Salvador Jorge Blanco con las importaciones masivas de rubros del campo, proveniente de otros países.  Asimismo, ese gobierno no apuntó a aplicar un modelo impositivo que grabara la ganancia de los grandes capitales, sino que inventó el impuesto directo al consumo (ITEBI) para hacer cargar la tributación a las capas medias y bajas.  

Fidel Castro nunca le perdonó al “liberal” PRD que por cobardía, en el período 1978-1986 no restableciera relaciones diplomáticas con la isla comunista.  Fue –al parecer- el miedo al imperio norteamericano lo que amilanó a Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco y a Peña Gómez a normalizar su relación bilateral con la patria de Martí. 

El ultraconservador doctor Joaquín Balaguer, quien desalojó del gobierno a los blancos –a posteriori-entabló un acuerdo de intercambio cultural con Cuba, el cual dio paso a que el Presidente Leonel Fernández normalizara las relaciones diplomáticas con el gobierno de la isla más grande de las Antillas.  
 

Pero en una perspectiva conservadora, los gobiernos “liberales” morados se plegaron a la agenda neoliberal patrocinada por los centros  de mando de los Estados Unidos y el consenso de Washington.  Vendieron a precio vil las empresas del Estado, privatizaron los servicios públicos. 

De igual forma, ideológicamente los “liberales” del PRD fracasaron en construir un modelo de país genuinamente liberal, que abdicara de la tutela dogmática religiosa.  

Pero los “liberales” del PLD, que detentaron el poder durante veinte años –dieciséis seguidos-, han sido más laxos frente al clero católico, ensanchándole su poder y participación en la dirección de la sociedad, especialmente en el área educativa, en una irrefutable traición a la memoria del insigne maestro antillanista Eugenio María de Hostos, reivindicado hasta el éxtasis por el fundador del PLD Juan Bosch, pero desdeñado por sus inconexos   discípulos. 

El autor es Profesor UASD. 
  

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