Por Rubén Moreta
¿Quien inventó la muerte? Para los humanos, la muerte es siempre indeseada y cruel. Por eso las personas lloran con desconsuelo la ida a destiempo de un ser querido.
Todos en San Juan estamos llorando, porque acaba de morir un prominente médico, excelente padre de familia y mejor ciudadano, el doctor José Octavio Mateo Salcié, conocido popularmente como Tavo, quien nació en San Juan de la Maguana el 15 de noviembre del 1952, hijo de Octavio Mateo Bautista (Tavito) y de Amantina Salcié de Mateo.
Para Tavo Mateo prodigo loas y elogios, porque realizó una inconmensurable labor profesional y comunitaria en la tierra que lo vio nacer. Fue el médico de los pobres de San Juan.
Tavo Mateo no emigró como otros hijos ingratos de San Juan que partieron y nunca más retornaron. Él Salió a estudiar, se tituló y regresó a servirle con cariño a su pueblo.
En los tiempos difíciles de la dictadura ilustrada de los doce años de Joaquín Balaguer, Mateo estuvo en la izquierda. Tras graduarse de Médico en la UASD en 1982, se dedicó a la medicina comunitaria, ayudando a la sanación de los enfermos sin fortunas.
Tavo Mateo hizo vocación de pobreza. Llevó una vida frugal, modesta y organizada. Su columna fue su familia. El dinero no llamaba su atención. Lo mercurial nunca fue de su interés. Estaba por encima de eso. Su sentido humano brotaba a raudales como manantial en primavera.
Tavo Mateo va a descansar, tras llevar padeciendo varios años un cáncer que finalmente le ganó la batalla. Paz a sus restos. Consuelo a sus familiares.
El autor es periodista.
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