SintesisdelSur

0
Rubén Moreta
Definitivamente, en la sociedad dominicana los actores políticos se creen predestinados e insustituibles.  Ellos estiman que los cargos públicos son de su propiedad particular, y que no pueden estar distantes de posiciones de mando. 
No importando la edad y sus devastadores efectos en el cuerpo humano, nuestros políticos  no saben cuándo retirarse o “jubilarse”.
Este comportamiento forma parte de la tradición conservadora y autoritaria de la nación dominicana, la cual ha parido esta lógica infinitamente continuista de nuestros líderes. 
Este modelo lo iniciaron e impusieron los caudillos conservadores  Pedro Santana y Buenaventura Báez desde la Primera República.  En el lado liberal, también la sed continuista en el poder ha sido una constante.  El caso de Ulises Heureaux, a fines del siglo XIX, evidencia como los “progresistas” azules se contagiaron  del “vuelve y vuelve”.
En el siglo XX Horacio Vásquez, Trujillo y Balaguer se adueñaron de cincuenta y nueve años de gestión del mando presidencial, lo cual representa más de un tercio de toda nuestra vida como nación soberana e independiente. 
Igualmente, en instancias más bajas de poder político, tenemos ejemplos notorios de como nuestros líderes políticos rechazan su “jubilación” o ceder el paso o “entregar la antorcha”. Tomemos la organización que encabeza la oposición, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), donde hay una camada de “venerables ancianos” que se resisten a irse a sus casas a “cuidar” a los nietos. 
Esta semana un respetable anciano de esos, el Doctor Rafael Suberví Bonilla, exdiputado, ex síndico del Distrito Nacional en dos ocasiones y exministro de Turismo e Interior y Policía, con cerca de ochenta años de edad, quiere volver a ser Alcalde de la capital “como sea”, y vaya a  ver “qué jabón le ha echado al sancocho”, al ganar un recurso legal en el Tribunal Superior Electoral codiciando ese cargo.
En el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sobresalen también otros “venerables ancianos”.  Observen  el Comité Político, donde una parte de sus miembros superan los setenta años, y se resisten a que una nueva generación de líderes jóvenes morados asciendan.  
Pasa lo mismo con varios Ministros del gobierno, quienes desde el 1996 están “pegados con coquí” a ciertos ministerios.  Hay una Ministra, que tiene tantos achaques de salud, que ni caminar bien puede, ni trasladarse a las inauguraciones semanales o a las "visitas sorpresas" del Presidente, pero “sigue y sigue” aferrada al cargo.












El autor es Profesor UASD.  

Publicar un comentario

 
Top